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El adjetivo hermoso tiene su origen etimológico en el vocablo latino formōsus. El término se emplea para calificar a aquel o aquello que cuenta con hermosura (belleza ).

Por ejemplo: “¡Tu hijo es hermoso! Felicitaciones”, “Los paisajes de esta provincia son hermosos”, “Cuando me mudé, mi tía me regaló un cuadro hermoso que colgué en una pared de mi habitación”.

La calificación de hermoso suele vincularse a la belleza física . Más allá de la subjetividad de esta noción, puede asociarse a criterios estéticos compartidos por la mayoría de la gente: armonía, colorido, etc.

En una sociedad occidental, es probable que un joven de cuerpo tonificado, ojos claros y cabello rubio sea señalado como un hombre hermoso . Los parámetros de belleza vigentes incluyen dichas características físicas. Por otra parte, una playa de arenas blancas y aguas cristalinas también seguramente será mencionada como hermosa.

Lo hermoso, además, puede hacer referencia a una condición simbólica o abstracta . Alguien que afirma que vivió un momento hermoso junto a sus seres queridos estará aludiendo a lo bien que la pasó y a las sensaciones placenteras que le provocó esa situación. En un sentido similar, es posible calificar de hermoso a un espectáculo artístico por las emociones que genera.

Cuando se habla de un día hermoso , en tanto, se tienen en mente condiciones meteorológicas apacibles y agradables. Una mañana soleada, con cielo descubierto y sin viento , puede mencionarse como una mañana hermosa.

La palabra hermoso, por último, aparece en el nombre de diferentes lugares. Monte Hermoso es un partido de la provincia de Buenos Aires (Argentina ), mientras que varias ciudades se llaman Valle Hermoso en distintos países.

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